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Se caracteriza por la inestabilidad de las relaciones con otras personas, de la autoestima y del estado de ánimo, además de presentar una impulsividad intensa. Quienes lo padecen tienen relaciones sociales intensas e inestables que se caracterizan por el paso rápido del amor al odio y viceversa. Su impulsividad les lleva a caer en comportamientos auto-destructivos (auto-lesiones, sexo descontrolado, conducción temeraria, atracones de comida…). Es frecuente que presenten comportamiento suicida o que amenazan a los demás con intentarlo. Experimentan un vacío interno crónico y tienen la sensación constante de que los demás les van a dejar solos, por lo que realizan esfuerzos exagerados para que ello no ocurra (amenazar a los demás con suicidarse si los dejan, por ejemplo). Tienen muchas dificultades para controlar sus emociones negativas y son propensos a los ataques de ira.