La personalidad es un conjunto de rasgos propios de cada persona que guían nuestra forma de comportarnos, de pensar y de vivir el mundo que nos rodea, haciendo que todos seamos únicos y diferentes en nuestra forma de ser. Nuestra personalidad se pone de manifiesto en cada una de nuestras acciones y en todos los contextos de la vida, como el trabajo, las relaciones con los demás o incluso nuestra relación con nosotros mismos.
Como hemos dicho, cada persona tiene una combinación diferente de los distintos rasgos de personalidad que existen, pero aunque seamos únicos, no somos exageradamente distintos. Al final, la mayoría de personas somos capaces de adaptarnos a la mayor parte de situaciones y de respetar las normas sociales propias de nuestra cultura, independientemente de la personalidad que tengamos. Sin embargo, en ocasiones nuestros rasgos de personalidad se van a los extremos, adquirimos hábitos de comportamiento inflexibles y socialmente inadecuados, y es entonces cuando podemos hablar de un trastorno de la personalidad.
El trastorno de la personalidad normalmente se define como una personalidad formada por un patrón de rasgos inflexibles, desadaptativos, que no cumplen con las expectativas sociales y culturales y que por ello producen una perturbación grave o malestar en las distintas áreas de la vida de la persona, como la laboral, la social o la personal. Los trastornos de la personalidad son variados, y por su naturaleza que a menudo hace a la persona sufrir desadaptación social, suelen ir acompañados de otros trastornos asociados como ansiedad o depresión.
A continuación veremos un resumen de la clasificación más común de los trastornos de la personalidad:
La clasificación anterior es meramente orientativa y es completamente normal que al leerla sientas que te identificas con varios de los rasgos listados de forma individual, o que conozcas a alguien que presente algunas de las características citadas. Esto ocurre porque nadie tiene una personalidad perfecta con un cien por cien de adaptación, y es algo totalmente normal. Sin embargo, si te identificas de forma muy marcada con alguno de los trastornos citados arriba o conoces a alguien que cumpla la mayoría de los criterios, deberías intentar solicitar ayuda profesional y que un profesional de la salud mental evalúe el caso y pueda determinar lo que te ocurre.
El tratamiento de los trastornos de la personalidad es tan variado y complejo como los propios trastornos de la personalidad, de forma que se hace difícil describir aquí un tratamiento estándar, puesto que tal cosa no existe. Las técnicas de tratamiento seleccionadas dependerán en gran medida de las particularidades del caso y de las preferencias de paciente y terapeuta. Sin embargo, podemos resaltar que entre las técnicas cognitivo-conductuales más comunes para este tipo de trastornos encontramos la reestructuración de pensamientos distorsionados, el entrenamiento en el manejo de las emociones o el entrenamiento en habilidades sociales. También resultan de gran utilidad los grupos de ayuda mutua entre pacientes que padezcan el mismo trastorno.