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El estrés es un estado de gran tensión nerviosa originado en la persona por el exceso de trabajo, las frustraciones del día a día, la ansiedad por el futuro, etc. Suele manifestarse a través de una serie de reacciones que van desde la fatiga prolongada y el agotamiento hasta dolores de cabeza, úlceras, gastritis… Si el estrés es intenso y prolongado, puede llegar a causar trastornos psicológicos como depresión.

El estrés en sí no puede eliminarse, ya que es una parte inevitable de nuestras vidas estar estrellados puntualmente, y si sabemos afrontarlo y aprovecharlo puede ser incluso beneficioso para nuestro rendimiento. El estrés no es más que la respuesta física y mental a los cambios del día a día mientras nos ajustamos a ellos. A niveles bajos o medios, es una defensa natural del organismo que nos ayuda a enfrentar los problemas con mayores niveles de activación fisiológica y cognitiva para poner en marcha nuestros recursos y superar la situación.

Hay ocasiones en las que el estrés se convierte en un estado prolongado y de gran intensidad; si nuestro organismo nunca se libera de las tensiones y ansiedades del día a día podemos entrar en una fase de estrés crónico, que puede ocasionar problemas tanto físicos como psíquicos. La persona con estrés crónico padecerá molestias y desgaste físico, crisis de llanto frecuentes e incluso podría caer en una depresión.

De forma resumida, los siguientes síntomas son característicos del estrés patológico:

  • Hiperactivación fisiológica constante: estado de alerta permanente, palpitaciones, temblores, sudoración, sensación de ahogo, etc.
  • Alteraciones del sueño y del apetito.
  • Sensación constante de agotamiento.
  • Sentimientos frecuentes de tristeza, frustración e impotencia.
  • Sensación de indefensión y falta de control.
  • Cambios bruscos de humor.
  • Irritabilidad.

Como hemos dicho antes, el estrés es una respuesta natural de nuestro organismo ante situaciones desafiantes. Sin embargo, si sientes que te encuentras en un estado de estrés constante y tienes la sensación de que estás perdiendo el control de tu vida, si estás constantemente agotado y tu nivel de estrés está influyendo negativamente en tu estado físico y en tu vida personal o laboral, es probable que necesites tratamiento psicológico para el manejo del estrés.

La terapia cognitivo-conductual de manejo del estrés está enfocada en ayudar al paciente a desarrollar estrategias de afrontamiento que permitan un mejor manejo de las situaciones o problemas causantes de estrés. Las técnicas empleadas incluyen el entrenamiento en manejo de la ansiedad, técnicas de relajación, reestructuración de esquemas de pensamiento distorsionados, técnicas de resolución de problemas y entrenamiento en control de las emociones.

Si estás pasando por una etapa de tu vida particularmente estresante, estos son algunos consejos de utilidad:

  • Practica ejercicio físico regularmente para eliminar tensiones acumuladas.
  • Cuida tu alimentación y tus horas de sueño; el mantenimiento de la salud física es fundamental para que el estrés no se apodere de nuestro organismo.
  • Aprende técnicas de meditación, relajación o respiración profunda y ponlas en práctica al menos una o dos veces al día.
  • Aprende a desconectar; separa claramente el tiempo que le dedicas a tus obligaciones de tu tiempo de ocio, y ocúpate de tus problemas sólo durante el primero. Tu tiempo de ocio debes usarlo para divertirte y desconectar de tus problemas, no renuncies a él.
  • Aprende técnicas de organización del tiempo; si organizas bien tu día serás más productivo, podrás sacar tiempo para relajarte, tendrás una idea clara de qué hace en cada momento y de esa forma tu estrés se reducirá.
  • Si tu estrés no se reduce o incluso aumenta y sientes que no puedes encontrar una solución, acude a un profesional de la salud mental que pueda evaluar tu caso y ayudarte a superar tu problema.